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Agua con y sin gas

El agua es la bebida diaria de todos ya que sin ella no podríamos vivir. Cada vez que bebemos estamos hidratando nuestro cuerpo y aportándole las sales minerales que necesita para un correcto funcionamiento. Es la mejor opción entre las bebidas porque esta no tiene contraindicaciones. Se recomienda la ingesta de 2L de agua diarios para mantenernos sanos, lo que serían unos 8 vasos de agua.

Pero, no solo existe el agua normal podemos obtener de algunas fuentes potables, sino también el agua con gas que mucha gente. Actualmente, en España un escaso 10% consume de forma habitual agua con gas, mientras que en países del centro de Europa es una bebida muy popular, teniéndola como bebida cotidiana.

El agua con gas es únicamente agua a la que le han añadido dióxido de carbono gas bajo presión para cambiar su aspecto, haciendo que así este agua contenga ácido carbónico disuelto bajo presión que es el que causa las burbujas. Pero, a pesar de esto, sigue siendo una bebida natural sin calorías, ya que no se le añaden azúcares, al igual que el agua normal, ya que su base es la misma. La única diferencia que se puede notar es que tiene un sabor ligeramente más amargo.

El agua con gas tiene una serie de beneficios:
  • Crea una mayor sensación de saciedad, lo que puede ayudar al control de la ansiedad en algunos tratamientos dietéticos o mismo a reducir la ingesta de comida en algunos casos.
  • Estimula la secreción por parte del estómago de jugos gástricos acelerando así la asimilación de los alimentos por el organismo. De esta forma facilita las digestiones pesadas, facilitándolas y haciéndolas más ligeras.
  • Ayuda a disminuir la hipertensión arterial al disminuir la concentración de aldosterona en hombres y mujeres sanas, según estudios realizados por el CSIC. 
        La aldosterona es una hormona que hace que se conserve el sodio, se secrete potasio y                 aumente la presión sanguínea. La ingesta de agua con gas inhibe parcialmente esta                     hormona, teniendo así efectos beneficiosos para la salud.
  • Su consumo moderado y regular previene e incluso reduce el riesgo de padecer enfermedades coronarias.
  • Ayuda a controlar los niveles de colesterol, reduciendo el LDL (colesterol malo), y, también, controla los niveles de triglicéridos.
  • Está, también, recomendada en personas con dispepsia.
     Dispepsia: trastorno de la digestión que tiene con síntomas: náuseas, sensación de pesadez,       flatulencia, dolor estomacal o ardor.

                                  

Pero hay que tener en cuenta que:
  • Si se bebe mucha de golpe puede causar hipo o indigestión y provocar sensación de hinchazón.
  • No se debe exceder en su consumo para no aumentar los gases en el tubo digestivo
  • No se recomienda en personas que sufran hernia de hiato,colon inflamable o irritable u otros problemas estomacales o intestinales como reflujo gastroesofágico, personas con predisposición a aerofagia (gases) o distensión abdominal. Tampoco se recomienda en personas con EPOC.
  • El ácido carbónico que contiene puede que afecte al esmalte dental ya que este se disuelve a bajo pH. Aunque para que ocurriese tendría que ingerirse una cantidad bastante elevada de agua con gas.
                                          

Como conclusión, lo que realmente quita la sed y nos hidrata es el agua, da igual que sea con o sin gas. Lo que hay que tener claro es que hay que beber agua y en las cantidades suficientes para hidratarnos bien y ayudar a que el organismos realice sus funciones adecuadamente.

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